HORA NEGRA
(Polirritmo sin rima)
«Dans le gouffre infini du temps et de l'espace,
que compte la douleur de Vatome qui passe?».
JEAN LAHOR. - Les Quatrains de Al-Ghazali
¡Cuán horrible y cuán inútil
ese inmenso torbellino de los seres y las cosas!
¡Ese nacer a la vida
para volver a la nada!
¿Es acaso el Universo
la inicua tragedia de un loco sublime?
A la fauna preguntemos y a la flora:
soy dolor, dirá la oruga; soy dolor, dirá la ortiga.
Lo dirá la dura piedra,
que también las cosas sienten, que también las cosas sufren.
Universo, flor maldita,
es el dolor tu gusano.
Todo pasa como nube, como viento, como sombra.
Nos dormimos con las llamas en las venas,
despertamos con los hielos en la frente.
Vanidad de Vanidades,
como el sabio repetía.
En la fiebre de la marcha,
no paramos un minuto ni cejamos.
¡Adelante y adelante siempre!
Empujamos a los viejos,
y nos empujan los niños.
¡Oh macabra sinfonía de lamentos y de quejas!
¿Brotan lágrimas? un hombre nace.
¿Suenan gemidos? un hombre muere.
Vida y muerte de los hombres,
desdeñables episodios en el drama de los mundos.
¿Qué le falta al Universo cuando falta un César?
Vale un César lo que valen el mendigo y el gusano.
En el mar infinito del espacio y del tiempo
¿Qué importan los dolores del átomo que pasa?
Indiferentes los cielos alumbraron nuestra cuna
indiferentes los cielos brillarán en nuestra fosa.
Mas el Sol de Primavera vierte efluvios amorosos,
savias y sangres ocultan fuego,
melífico aroma despide la brisa
y se estremece la Tierra
en prolíficos espasmos.
El idilio en los aires, el idilio en las aguas:
para todos el placer y la dulzura
en la copa inagotable de la vida.
¿Porqué de las manos alejar el néctar?
¿Porqué de luto vestir el alma
en lúgubres festines de eléboro y acíbar?
Antes de ser un glacial, emblanquecido polvo,
seamos fuego de amor, seamos llama:
Vivamos la vida, gocemos el goce.
Condensemos —pobres seres de un instante—
lo Infinito en un abrazo,
la Eternidad en un beso.
Si la muerte nos acecha, si el abismo nos reclama,
llevemos alegre sonrisa en la boca
y rodemos al abismo
con una flor en la mano.
Manuel González Prada