GACELA
Oh mi querida, tu amor,
como pérfido licor,
quema el pecho si en los labios
deja exquisito dulzor.
Mas no quieras tú librarme
de mi fuego matador,
que entre el olvido y la muerte
no es la muerte lo peor.
¡Benditas todas mis llamas
y bendito mi dolor!
Es muy sabroso veneno
el veneno del amor.
Manuel González Prada