CUARTETO PERSA
Deja la sombra y paz de tus hogares,
ven al huerto de mirras y azahares.
En medio al arrullar de las palomas,
vivamos el Cantar de los Cantares.
Extiende por mi rostro la red de tus cabellos;
enrédame en sus rizos, perfúmame con ellos.
Que brinden, tras la malla del oro ensortijado,
tu boca las sonrisas, tus ojos los destellos.
Cuando la Amada sobre mí se inclina
y con su fresca boca purpurina
vierte en el fuego de mis labios fuego,
toco la rosa sin temer la espina.
¿Qué la sonrisa de unos labios? Nada.
¿Qué la mirada de unos ojos? Nada.
Mas no se oculta en nada de la Tierra
lo que se encierra en esa doble nada.
Es locura el amor y poco dura;
mas ¿quién no diera toda la cordura,
quién no cambiara mil eternidades
por ese breve instante de locura?
Manuel González Prada