LA ESTATUA
Ante la casta sonrisa
de la Tierra y de los Cielos,
resplandece la Hermosura,
en un desnudo completo.
Es la diosa de las diosas,
la invencible y frágil Venus,
evocada de la tumba,
por los cinceles del genio.
El mudo mármol encarna,
los exámetros de Homero
y en el ritmo de la línea,
modula un cántico heleno.
Desde la madre a la virgen,
desde el anciano al efebo,
todos vibran con el himno
silencioso de lo bello.
Todos quedan sepultados,
en divino arrobamiento,
nadie siente en sus entrañas,
el aguijón de un deseo,
salvo Tartufo, que llora,
la corrupción de los tiempos,
y, con la mano en los ojos,
mira a través de los dedos.
Manuel González Prada