QUÉ PENA ME DA MIRARTE
Mi voz perdida en la niebla
como pluma sobre el viento,
ha de llegar hasta ti
por estos desfiladeros.
Indio sin tierra, sin rancho,
sin cobija, sin sombrero,
solo, desnudo en el páramo,
con hambre de pan moreno.
Indio que ya nada tienes
allí donde fuiste dueño
y que ahora por la sierra
vas caminando en silencio
tras el caballo y la sombra
del último encomendero.
Mi voz perdida en la niebla
te va buscando a lo lejos.
Mi voz sacude el tambor
primitivo de tu ancestro.
Indio sin pez, ni laguna,
sin carnada, sin anzuelo.
Indio que estás en la tierra
como un sauce a campo abierto.
Ruina impasible. Dolida
estatua. Pájaro ciego.
¡Qué pena me da mirarte
y saber que eres tan nuestro!
Manuel Felipe Rugeles