FEDERICO GARCÍA LORCA
Inmaculada sangre sobre el suelo.
Sangre de ruiseñor. Sangre en la aurora
de Granada, la vieja entraña mora,
heredad de su canto y su desvelo.
España entera vive en él su duelo.
La niña núbil, hoy mujer, le llora.
Santa Olalla su seno roto enflora
y el arcángel Miguel baja del cielo
Supimos que le habían fusilado
con un verso hecho alondra en el costado;
con las manos ardidas en la extraña
luz del alba, corolas sobre el viento,
y la palabra en un sacudimiento
de eternidad, diciendo adiós a España.
Manuel Felipe Rugeles