HORA VI
ELLAS
¡Oh las que habéis pasado
Solas y pensativas por el mundo,
Algo no conocido
Buscando siempre con amor profundo
Nunca de igual amor correspondido!
¡Fuisteis, almas sensibles,
Conducidas del ángel del consuelo
A mejores moradas,
O a otra mansión cual ésta, en vuestro vuelo,
Por la amiga desgracia desviadas?
Doquier viváis ahora,
Cualquier que fuese vuestro nombre un día,
Vuestra existencia siento;
Llevado de secreta simpatía
Hacia vosotras va mi pensamiento.
Huéspedas en el mundo
¿No pensabais en época distante?
A un hermano ignorado
Tal vez buscasteis con anhelo amante;
Sin saberlo tal vez me habéis amado!
Y hoy de mundos remotos
¿No acá volvéis, espíritus viajeros?
Cuando oigo los suspiros
De la brisa en los árboles, a veros
Torno tal vez, y me parece oíros.
Acaso para hablarme
Vago son suscitáis, o luz, o aroma;
Animado sintiendo
Un pensamiento en no estudiado idioma,
Sé que es palabra vuestra, y no la entiendo.
El aura sollozante
Que en el valle circula prisionera,
Si salida lograra,
El nítido palacio de la esfera
Y el cristalino golfo visitara.
Tal, pensando en vosotras,
Almas sensibles, en recinto estrecho,
Siéntese el alma mía;
Si la pared rompiese de mi pecho,
A vuestro mundo aéreo volaría.
Miguel Antonio Caro