LOS MUERTOS NO ENVEJECEN
Los amos de la tierra
envían comerciantes a la luna.
Mientras tanto, en la puerta de una casa
leo este aviso:
Ama a tu enemigo y estarás de regreso.
No hay cohete que vaya más distante
que una limosna.
Y dentro de la casa, ya dormido,
como un mueble de lujo de este siglo,
un viejecito enclenque
y a su lado lo mismo que al lado de un abismo,
un perro con preguntas en los ojos,
le relame la frente de sudores lejanos
igual que a sus sandalias llenas de polvo cósmico.
Los muertos no envejecen.
Manuel del Cabral