NIÑO MUERTO EN UN PATIO
Tal vez no diga nada, ni siquiera del patio.
Todo está en aquel sitio.
Su caída levanta todas mis cualidades,
porque sé que estas cosas
son las que bien me obligan a no desperdiciarme.
Tal vez no hable con nadie sobre este niño muerto.
Yo llegaré a mi casa como todos los días;
me sentaré a la mesa, tomaré mi jengibre,
quizás acaricie el pelo de seda de mi gato,
y tal vez dos palabras conmigo o con mi hermano
sobre la lluvia o sobre la cosecha.
Tal vez no hable con nadie...
¿Qué puede hacer la edad de la palabra
donde la eternidad parece un niño?
Manuel del Cabral