¡RUEDE LA BOLA!
Amarilla sale Inés
De su lecho hospitalario,
Y, gracias al herbolario,
Cuando viene don Andrés
Ya está como una amapola.
Ruede la bola.
Responde con ceño adusto
Aquel barón displicente
Al clamor del indigente;
Pero se pasma de gusto
Cuando oye tocar la viola.
Ruede la bola.
Ayer me amó Clori bella,
Y hoy me mira con desprecio.
¡Y, qué! ¿Seré yo tan necio
Que en la garganta por ella
Me dispare una pistola?
Ruede la bola.
La que hoy vende alcaravea
Fue ayer señora eminente;
Y, gracias a un intendente,
Hoy tiene coche y librea
La que ayer era manola.
Ruede la bola.
Mientras abunde la feria
En dijes ultramontanos,
No os apuréis, castellanos.
No importa que en la miseria
Gima la industria española.
Ruede la bola.
Amor es cebo engañoso,
Es guerra, es potro, es veneno...;
Pero algo tendrá de bueno
Cuando el hombre su reposo
Y su dinero le inmola.
Ruede la bola.
¿Estudiar? No; que me aburro,
Dijo Fabio. A buena cuenta
un millón tengo de renta.
¿Qué importa que para burro
Sólo me falte la cola?
Ruede la bola.
¿Es limpia Isabela? —No.
—¿Ama a su esposo? —¡Bobada!
—¿Cuida de sus hijos? —¡Nada!
Pero ¡qué bien baila! ¡Oh!
Para eso se pinta sola.
Ruede la bola.
¡Cuál gimes, pobre virtud!
¡Vicio, cuál es tu insolencia!
Mas ¿qué se ha de hacer? Paciencia.
Mientras yo tenga salud
Y llene bien la bartola,
Ruede la bola.
Manuel Bretón de los Herreros