CATÁLOGO DE RIDICULECES
Cuando era un pelafustán
Que mendigaba mi sopa
¡Cuál me estimaba Beltrán!
Mas hoy que con viento en popa
Por esa mar palaciega
Diplomático navega,
No me habla Su Señoría.
¿Y no quieres
que me ría?
Dio gran cena don Clemente
Que, aunque insigne majadero,
Es gastrónomo excelente
Y tiene buen cocinero.
Sandeces dijo a millones,
Mas la turba de gorrones
¡Con qué fervor le aplaudía!
¿Y no quieres
que me ría?
El vulgo estúpido piensa
Que es Blas un Licurgo, un Tales
Porque tiene entre cristales
Una librería inmensa.
¡Por vida del Cancerbero!
¡Si no sabe el majadero
Ni siquiera ortografía!
¿Y no quieres
que me ría?
El hijo de don Facundo,
Que merecía una leva
Por zoquete y vagabundo,
En las tertulias se lleva
La universal atención
Porque baila un rigodón
Con destreza y gallardía.
¿Y no quieres
que me ría?
Sin ser dueño de un ochavo,
Sin más talento que un roble,
Ni más coraje que un pavo,
Blasona don Gil de noble.
Dice bien: noble ha nacido.
¡Vaya! Está muy engreído
Con su rancia baronía.
¿Y no quieres
que me ría?
Un tiempo anhelaba Roma
No más que pan y circenses:
Ópera, aunque no se coma,
Piden hoy los matritenses.
Sólo al músico se premia;
Que es ya en Madrid epidemia
De la solfa la manía.
¿Y no quieres
que me ría?
A su mujer don Alejo
Tiene por una Susana,
Aunque muda de cortejo
Dos veces a la semana;
Y si alguno en lo más leve
A censurarla se atreve,
Sañudo le desafía.
¿Y no quieres
que me ría?
De cincuenta años Inés
Con un mancebo se casa
Que ayer cumplió veintitrés.
Ridículo amor la abrasa,
Y porque es pingüe su dote
Piensa con tal monigote
Vivir siempre en armonía.
¿Y no quieres
que me ría?
Él jura amor sempiterno
Cuando a Inés vende su mano.
¡Qué fenómeno! El invierno
Se casa con el verano.
Aún más. Llamándola bella
Diz que se casa con ella
Por amor y simpatía.
¿Y no quieres
que me ría?
¿Y no quieres que me ría?
El amigo don Pascual,
Que exige de su consorte
Eterna fe conyugal,
Fruta muy rara en la Corte;
El pan y el amor le niega,
Y ora al garito se entrega,
Ora a torpe mancebía.
¿Y no quieres
que me ría?
Juró amor en el terrero
Doña Isabel a don Bruno:
Otro tanto a don Antero
Le juró en el desayuno,
Y a otros dos en el teatro.
Pues la tienen todos cuatro
Por incapaz de falsía.
¿Y no quieres
que me ría?
No sale Juana a la calle
Sin que admiren necios mil
La elegancia de su talle,
Su cabellera gentil.
Pues peluca y polisson
Se lo trajo un faetón
De París el otro día.
¿Y no quieres
que me ría?
De su amiga Sinforiana
Dijo mil pestes Lorenza:
Tratola de ruin, villana,
Sin talento y sin vergüenza.
Vino luego, y la besó
Con tanto ahínco, que yo
Pensé que se la comía.
¿Y no quieres
que me ría?
El hijo de un mal barbero
Hoy es un grande señor;
Por intriga, o por favor,
Que averiguarlo no quiero.
Ni un cuarto a su padre da;
Pero avergonzado está
De verle con la bacía.
¿Y no quieres
que me ría?
El cínico don Trifón,
Que viste de lana burda
Y duerme en una zahúrda
Sobre un ético jergón,
Las onzas cuenta a millares;
En viñas y en olivares
Tiene media Andalucía.
¿Y no quieres
que me ría?
Mira a aquel momio vejete
Tan galán como un Cupido,
Tan bailarín y aturdido
Como cualquier mozalbete.
Aun la quiere echar de potro
Con un pie y parte del otro
Dentro de la tumba fría.
¿Y no quieres
que me ría?
Ese maldito usurero,
Que ciento por ciento gana,
Y por granjear dinero
Pondría en venta a su hermana,
Reza a san Pedro, a san Juan,
A san Cosme, a san Damián,...
A toda la letanía.
¿Y no quieres
que me ría?
¿Don Luis? ¡Noble caballero!
¡Qué comedido! ¡Qué afable!
Mejor sujeto no es dable
Hallar en el mundo entero.
¿Sí? Pues, ahí donde le ves,
A dos gobiernos o tres
Ha servido ya de espía,
¿Y no quieres
que me ría?
Ya está visto que este mundo
Es un continuo sainete.
No es filósofo profundo
Quien a enmendarlo se meje.
Por mi parte así lo entiendo;
Y pues a ninguno ofendo,
Déjame por vida mía,
Deja, Fabio, que me
ría.
Manuel Bretón de los Herreros