EL POEMA DE ROBOT
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Y aquí estoy, agradable de aforismos,
tal un árbol que empuja sus yemas reventonas.
La casa de Robot está en el polo
contrario del enigma,
y el que a Robot destruye vuelve a mirar el rostro
perdido de. la ciencia.
Yo fui un ser como todos los que nacen de vientre:
rosa más rosa menos, era igual mi niñez
a todas las que gritan o han gritado
junto a ríos cordiales.
Un día mis tutores, fieles a la Didáctica,
me confiaron al arte de Robot.
Mis tutores murieron: eran santos idiotas.
Yo he regado sus tumbas con yoduro de sodio.
Leopoldo Marechal