LA GRANIZADA
Sobre el repicado cinc del cobertizo,
Y el patio que, densa, la siesta calcina,
Engel turbio vértigo de la ventolina
Ríen los sonoros dientes del granizo.
Ríen y se comen la viña y la huerta,
Rechiflan el vidrio que frágil tirita,
Y escupen chisguetes de saltada espita
Por algún medroso resquicio de puerta.
Junto al marco rústico, donde pía en vano,
Refúgiase un pollo largo y escurrido.
Volcado en el suelo yace un pobre nido.
En el agua boya la flor del manzano.
Con frescor de páramo el chubasco azota.
Cenizas de estaño la nube condensa.
Y al lúgubre fondo de la pampa inmensa,
Desgreñados sauces huyen en derrota.
Leopoldo Lugones