PAISAJES
II
FLORES Y ESTRELLAS
Y era aquella una noche de las noches más bellas.
El Silencio, sobre una blanda quietud de mar,
Inclinando su frente coronada de estrellas,
Allá en el horizonte se puso a meditar.
Cual de una negra tierra que en claros lirios brota,
Iban saliendo estrellas de su meditación,
Cuyo ritmo animaba sobre la mar remota,
Largas cuerdas azules en su palpitación.
Y el Silencio crecía; y a veces, de su calma,
Cual se desprende el pétalo de un lánguido jazmín,
En una lenta lágrima de luz se le iba el alma,
Y era una estrella errante caída en el confín.
El trémulo universo, saliendo de sí mismo
En flores y en estrellas manifestó su ser.
Los ojos del Silencio, graves sobre el abismo,
Contemplaban al cielo y al mundo florecer.
La tierra perfumaba como un callado huerto,
Balbucía la noche quejumbres del laúd.
Nada más que azucenas en el mundo desierto.
Y nada más que estrellas temblando en la quietud.
Leopoldo Lugones