LA NIDADA
Ayer, en la tibieza de la paja,
Un primor blanco, azul, rosa o pintado.
Hoy, los pichones ya, como un puñado
De uvas rosas que el sol a lo ancho saja.
Mientras la hembra las cáscaras transporta
Para que la alimaña no lo sepa,
A un gajo dominante el macho trepa,
Quieto en un vasto azul de siesta absorta.
Si pretendes turbar a esos felices,
Es de ver con qué audacia se te crispa
El cardenal; y el colibrí, esa chispa,
Te zumba su coraje en las narices.
Leopoldo Lugones