EL LUCERO
Sobre la nave temprana
Que surca la onda serena,
Va meciéndose en la entena
La estrella de la mañana.
El mar, entre vagos tules,
Con suavísimo desmayo,
Parece abrir en su rayo
Sus torvas cejas azules.
Y aquietando su hondo afán,
Como tu amor en mi vida,
La estrella cae dormida
En el seno del titán.
Leopoldo Lugones