SERENIDAD
El horizonte de ópalo ya apenas arde;
La media luna en límpido cénit descuella;
Y en el pecho de tórtola de la tarde,
Solitaria y altísima brilla la estrella.
El cielo tranquiliza su desamparo;
Su misterio encapuchan negros pinares;
Y remonta las alas de un ángel claro
La inmensidad lejana sobre los mares.
Leopoldo Lugones