IV
Las bibliotecas son también una definición de tus
ciudades. Hay bibliotecas que pertenecen por alma a ciudades que se
detienen a las cinco de la tarde para tomar el té. Bibliotecas
que han oído la marsellesa y han abierto muchas veces las
ventanas para ver en la calle el tumulto de las revoluciones.
Bibliotecas que nacen con el frío de las altas catedrales,
hiedras de niebla. Bibliotecas que están acostumbradas a las
sirenas de los barcos y se sumergen cada atardecer en una nostalgia de
marinero.
El paseante debe preguntarse a las bibliotecas de Granada por el
carácter desorientado y rotundo de esta ciudad. Una ciudad del
Sur con lunas de frío y nieve, que no conoce el mar, ni toma el
té a las cinco de la tarde, pero que sabe encerrarse en el
interior de una nostalgia de marinero y recuerda las banderas perdidas
de su derrota, esa historia de siglos y silencio que se encarna en agua
de fuente y murmullo de hojas.
Luis García Montero