EPIGRAMA.
IRREVOCABLE DESTINO DE UN AUTOR SILBADO
Cayó a silbidos mi Filomena.
—Solemne tunda llevaste ayer.
—Cuando se imprima verán que es buena.
—¿Y qué cristiano la ha de leer?
Leandro Fernández de Moratín
Incluido en Biblioteca Virtual Cervantes.