SULAMITA
A Rafael Obligado
Luce su torso de promesas lleno
Las curvas flrmoniosas de una lira,
En rapto ardiente de pasión suspira
y es cual las copas del altar su seno.
Hay en su voz la .vaguedad de un treno
Que en solitaria sinagoga expira,
y por sus ojos entornados gira
Del sol de oriente el fnlgurar sereno.
Como la blanca virgen de Thogorma,
Bajo su traje bíblico palpita
El cántico silente de la forma.
Y en los divanes del harem fastuoso
Creyérase la dulce Sulamita
Negro cisne hierático en reposo.
Leopoldo Díaz