EL TIEMPO ROTO
Es una tarde más. Ante mis ojos
y tus ojos otoño nos ha puesto
sus lágrimas de luz envejecida
y ha roto en nuestras manos sus espejos.
Un leve corte este cristal de ocaso,
una pequeña herida en nuestros dedos
como estigma nos deja. Todavía
hay una golondrina en el alero.
Pasas las hojas lentamente. Miras
a la sombra inclinar su dócil cuerpo
entre nosotros. Oyes un rumor
que envuelven unas plumas de silencio.
Miro de pronto una fotografía
anclada entre las páginas, reflejos
de un diario vivir. Stephen Hawking
en su silla de ruedas rompe el tiempo.
¿Qué somos tú y yo ahora, en esta linde
de la tarde caída hacia el invierno?
A esta humilde materia sufridora
del amor, ¿qué sentido le daremos?
sólo un repliegue mínimo, humillado
por tan inútil sacrificio, hueco
sin otra realidad que absurda suma
de dos cargas eléctricas a un tiempo
imaginario que se curva y pone
entre nosotros su feroz misterio.
Leopoldo de Luis