EL ESPÍA
Me han apostado en esta esquina oscura.
Debo espiar todos los movimientos,
el paso de los grises regimientos
que arrastran sus convoyes de amargura.
Lo he comprendido ya: somos espías,
vigilantes del tiempo, delatores
de los enamorados desertores
que soñaron antiguas rebeldías.
No me confíes nunca tu secreto,
podría delatarte al enemigo:
me vendí a la tristeza por bien poco.
Apostado en la esquina sigo quieto.
Soy un debelador, soy un testigo
falso, pero traiciono cuanto toco.
Leopoldo de Luis