HISTORIA
Han pasado los años y las cosas
que nos vieron crecer jóvenes nada
más que recuerdo son. La tierra ha vuelto
a abrir ya veinte veces sus entrañas
bajo las duras manos que no logran
sino sufrir, pero jamás llamarla
suya, las manos que aún descubren
un cerco oscuro en sus muñecas, manchas
antiguas.
Transcurrieron años;
hijos nos han nacido que levantan
al sol los ojos y preguntan. Saben
que un día... Vagamente hablan
de lo que fue nuestro vivir,
la carne misma nuestra, sepultada
en el tiempo.
Miramos lentamente
hacia la luz que dora la ventana.
El sol ha vuelto ya, miles de veces,
a hundir sus naves en el agua
de la noche y hermosa, limpiamente,
se salvó del naufragio con el alba.
La Tierra, el Sol, los hijos...
La vida, un oleaje. No se para
en nuestras manos. Sigue, se va, rompe
barreras, ilusiones, vallas,
deseos...
Han pasado años.
Otras guerras han puesto su pisada
de sangre y cieno sobre el mundo, otras
paces soltaron sus palomas blancas.
Naciones han surgido. Pueblos nuevos
se congregan en torno de las brasas
de su reciente libertad. Pequeña
y enorme, en la materia agazapada
una fuerza fue vista por los ojos
del hombre y sus terrores amenazan
el mundo. Entre la rueda de los astros
giran estrellas con la huella humana
en su esqueleto...
Han pasado años.
Angustia comprenderlo. Tanta
vida...
Miramos lentamente.
La Tierra, el Sol, los hijos...
¿Qué palabras
desdecirán la realidad? ¿Qué hielo
sujetará este río?
Un llanto habla
solo al revés; remonta el cauce; ahonda
la antigua herida.
Todavía sangra.
Leopoldo de Luis