CALLE DEL VIRREY
Duerme, tumbada al sol, sin un deseo:
Y fue alegre en la edad de las mantillas,
del chambergo, del típico manteo
y de los escarpines con hebillas.
¡Oh asilo, último asilo de Morfeo,
rincón del comején y las polillas,
que no admite jamás ni un aleteo
porque todo anda allí como en puntillas...!
Sólo de noche surge una docena
de fantasmas que van a la Novena
y al Sermón, cual exótico inventario
de una absurda necrópolis en ruinas,
para luego volver… y en una esquina
ponerse a murmurar del vecindario.
Luis Carlos López