POR EL ATAJO1
II
Seguí después por el atajo... Y sigo
y seguiré muy lejos de la vía,
porque mi corazón —se mendigo
vagabundo— no quiere compañía...
Que no importa, ambulando sin testigo,
y sin llevar ni a Diógenes por guía,
que me ladren, surgiendo de un postigo
los anónimos perros de alquería...
Solo y tranquilo cruzo la vereda,
no temiendo dejar bajo la rueda
—despanzurrado ante una flor— mis huesos.
Pues si alguna muchacha en un recodo
me da su corazón, antes que todo
sé muy bien que lo da por 5 $.
Luis Carlos López
1 También titulado PROLOGUILLO AUTOBIOGRÁFICO