DE TIERRA CALIENTE
Flota en el horizonte opaco dejo
crepuscular. La noche se avecina
bostezando. Y el amor, bilioso y viejo,
duerme como un sueño de morfina.
Todo está en laxitud bajo el reflejo
de la tarde invernal, la campesina
tarde de la cigarra, del cangrejo
y de la fuga de la golondrina...
Cabecean las aspas del molino
como con neurastenia. En el camino,
tirando el carretón de la alquería.
Marchan dos bueyes con un ritmo amargo
llevando en su mirar, mimoso y largo,
la dejadez de la melancolía...
Luis Carlos López