ACUARELA
A lo lejos la abrupta serranía.
Empinando su mole de gigante;
El sol como corona de diamante.
En áureos chorros derramando el día.
De los vientos la ronca sinfonía:
el bosque atrás, y el peñascal delante;
luego la catarata resonante
loca destorrentándose y bravía.
Y bajo aquella pompa, en la llanura
un hálito de paz y de frescura:
el tintín de la esquila en la aldehuela,
del palpitante arroyo los rumores,
la sonata rural de los pastores
y el balar de la cándida ovejuela.
Monterrey, 1908
Celedonio Junco de la Vega y Manuel José Othón