CONTINUIDAD
VII
Y sin embargo, entre la noche inmensa
con que me ciñe el luto en que te imploro,
aflora ya una luz en cuyo azoro
una ilusión de aurora se condensa.
No es el olvido. Es una paz más tensa,
una fe de acertar en lo que ignoro;
algo -tal vez- como una voz que piensa
y que se aísla en la unidad de un coro.
Y esa voz es mi voz. No la que oíste,
viva, cuando te hablé, ni la que al fino
metal del eco ajustará en su engaste,
sino la voz de un ser que aún no existe
y al que habré de llegar por el camino
que con morir tan sólo me enseñaste.
Jaime Torres Bodet