NO LO SÉ
¿Qué súbitos antojos
Me anuncian los desvíos
Que en ti mi inquietud ve?
¿Por qué bajas los ojos
Al encontrar el fuego de los míos?
Di, ¿por qué?
—Mi corazón sondeo,
Y en él mi afán advierte
Que teme, y duda, y cree...
O esperanza o deseo,
No sé lo que en el alma siento al verte...
No lo sé.
—El pensamiento vano,
¿Acaso me fingía
La dicha que soñé?
Dime, ¿por qué tu mano
Tiembla impaciente al estrechar la mía?
Di, ¿por qué?
—Si el agua azul se mueve
Del aire al suave aliento
Toda temblar se ve,
¿Seré yo la onda leve?
¿Podrás tú ser la ráfaga del viento?
No lo sé.
—Cuando a mis ojos brillas
Y miro en ti la aurora
Del bien que imaginé,
¿Por qué de tus mejillas
Los blancos lirios el carmín colora?
Di, ¿por qué?
—También el alba al paso
Del sol que la sorprende,
Enrojecer se ve.
¿Soy yo la aurora acaso?
¿Eres tú el rayo que mi faz enciende?...
No lo sé.
—El bien que me enajena
A ti mi amor confío...
¿Vana esperanza fue?
¿Por qué profunda pena
Sienten al par tu corazón y el mío?
Di, ¿por qué?
—El alma que te adora
Fingió en risueño prisma
La dicha que esperé.
¿Por qué al gozarla ahora
En hondo afán mi corazón se abisma?...
No lo sé.
—Ninguna dicha existe
De las que el hombre afana
Donde el dolor no esté.
¿Por qué ¡mentira triste!
Dicha llamamos a la dicha humana?
No lo sé.
José Selgas y Carrasco