LA PALMA
Planta graciosa
De suelto talle,
Virgen del Valle,
Palma gentil.
En ti se mira el sol del mediodía;
Buscando vienen desde el soto ameno
Las palomas tu dulce compañía
Reposan en tu seno
Mayo y Abril.
Cubre tus ramos
Fruto de oro,
Fresco tesoro
De ámbar y miel.
Pace a tus pies el tímido cordero
Y el césped tiende su rizada alfombra,
Y en ella salta el manantial ligero;
Rico bajo tu sombra
Brota el laurel.
Verde corona
Ciñe tu frente,
Virgen de Oriente,
Palma inmortal.
Suelta y graciosa en el ambiente ondeas.
Es sobre ti la niebla fugitiva
El manto de las vírgenes hebreas;
En ti circula altiva
Savia real.
Al sol que muere,
Sobre tus galas
Tiende sus alas
Cándida hurí.
Si al trémulo volar del aura inquieta
Los tiernos ayes de tu amor confías,
Las cuerdas son del arpa del profeta
Que en blandas melodías
Gimen en ti.
El agua pura
Que a tu pie anida,
La alondra herida
Viene a beber.
El águila, cortando el vuelo incierto,
Sobre tus ramas dóciles reposa,
Y el árabe, perdido en el desierto,
Con tu raíz jugosa
Calma su sed.
Hierba suave
Sobre la arena
Tu sombra amena
Hace brotar.
Tú ves las soledades abrasadas
Que aire de fuego sin cesar fatiga:
Las hijas de Sión desventuradas
Bajo tu sombra amiga
Van a llorar.
Aquí más pura
Alzas la frente,
Virgen de Oriente,
Palma gentil.
Que aquí el pichón y la paloma bella
Se enamoran en dulce confianza,
Y alegre aquí la cándida doncella
Sus sueños de esperanza
Viene a dormir.
Palma graciosa
De suelto talle,
Virgen del valle,
Planta real;
Ufano de tu dócil gentileza
Prendió en tus ramas el pudor su velo;
Símbolo del amor y la pureza,
Para adorarte el cielo
Te hizo inmortal.
José Selgas y Carrasco