LA INGRATITUD
La más modesta página
Del libro de las flores
Refiere unos amores
Que mil veces leí.
Y en versos siempre fáciles,
Con majestad graciosa,
—«Eran, dice, una rosa
Y un cándido alhelí.
»Brillaban a la tímida
Luz de la aurora bella,
Hermosa y joven ella,
Hermoso y joven él.
Y nunca blando céfiro
En su volar constante
Vio rosa más amante,
Ni un alhelí más fiel.
»Él, de esperanza trémulo,
Dióle un suspiro un día;
Mas ¡ah! como solía,
La flor no suspiró.
Entonces melancólico,
Doblando la cabeza,
De profunda tristeza
El alhelí murió.
»Regó con tristes lágrimas
Su ingratitud la rosa,
Y pálida y penosa
Pasó su juventud:
Porque flores y céfiros
Huyeron de la ingrata,
Y aprendieron que mata
La negra ingratitud».
Noviembre, 1849
José Selgas y Carrasco