LO QUE SON LAS MARIPOSAS
Del tallo de una rosa
Pálida por la edad, otra se alzaba
Inocente y hermosa,
Abriendo apenas el gentil capullo;
Y mientras que su madre la miraba
Con tierno afán y maternal orgullo,
La hija preguntaba:
—«Decidme, madre mía:
Esas fantasmas leves
De nácar y bellísimos colores,
Que, volando con tímida alegría,
Fugitivas y breves
Se agitan con las flores,
Pasan del bosque a la pradera umbría,
De la enramada cruzan a la fuente;
Que vienen cada día
Y acarician mi frente,
Y como el aire blando
Me besan con sus alas dulcemente,
Y, siempre presurosas,
Huyen, vuelven, se van siempre volando...
¿Es verdad que me aman?
¿Y no es verdad también que son hermosas?
¿Por qué las quiero yo? ¿Cómo se
llaman?»
—«Se llaman mariposas»,
Dijo la madre, y la estrechó en sus brazos.
—«¡Qué inocentes! ¡Qué bellas!
Romped, romped estos estrechos lazos;
Dejadme libre, volaré con ellas».
—«Tu infantil alegría,
Tu virginal y cándida hermosura,
¿Tal vez me dejaría
Sola con mi inquietud y mi ternura?»
—«¿Pues qué son mariposas, madre mía?»
—«De hermosura cubiertas,
Felices y lozanas,
Son almas, hija, de las flores muertas,
Que vienen a velar por sus hermanas».
Dos mañanas después, la joven rosa
Huérfana se veía;
Y al beso de una blanca mariposa
Sus pétalos abría,
Exclamando afanosa:
—«Velad por mí, ¡oh madre mía!»
Octubre, 1849
José Selgas y Carrasco