Todas las voces sepultadas en el enorme panteón del aire que rodea la tierra
revivirán de pronto para decir que el hombre sólo es eso,
un sonido extinguiéndose, una risa, un lamento,
penetrando en su muerte como en su crecimiento.
Esqueleto de una sombra,
estructura de un vuelo,
rastro de una piedra en el agua,
deseo, sólo deseo, sueño, sólo sueño.
Con los ojos cerrados miro lo que quiero
y lo que quiero no existe.
Jaime Sabines