ADÁN Y EVA VIII
—Hace tres días salió Adán y no ha vuelto. Ay, yo era feliz, yo era feliz.
He tenido miedo, no he podido dormir.
Estoy sola, ¿Por qué no regresa? Salí a buscarlo pero él no estaba, lo llamé. Me asusta la noche, ¿qué puedo hacer sin él? Todo es muy grande, muy largo, sin rumbo. Estoy perdida, rodeada de cosas extrañas, ¿por qué no vuelve ya?
Adán, Adán, Adán, se va a apagar el fuego, me voy a apagar yo, y tú no vuelves. ¡Qué vas a encontrar?
Y Eva se ha quedado dormida. Y estaba dormida cuando llegó Adán.
Adán llegó cansado pero no descansó. Se puso a mirarla, y la estuvo mirando por primera vez.
Jaime Sabines