VÍSPERA
¡Hora morada y profunda,
áurea y roja de calidos luceros!
—Altas, profusas, lejanas,
multiplican, oscuras, las campanas
sus sones pregoneros—.
El ambiente se inunda
de un viento ardiente de pureza,
y un cielo no pintado
se va estendiendo entre las nubes granas
y redondas.
El ánjel del pasado lo ha cruzado,
resplandeciendo belleza.
—Altas, profusas, lejanas,
multiplican, oscuras, las campanas
sus sones vesperales—.
La cabeza febril se me ha doblado
sobre los tibios cristales
del jardín verdeazul en la penumbra,
rosado de los últimos rosales.
Mi corazón se alumbra
de oro blanco por dentro
súbitamente.
... ¡Ahora sí que encuentro
en mí tu porvenir, puro pasado!
Juan Ramón Jiménez