ODA XX
EL NACIMIENTO DE JOVINO
Id, oh cantares míos, en las alas
De la fiel amistad, y de Jovino
Celebrad la alegría
En su feliz y bienhadado día.
Id al dulce Jovino, a vuestro numen:
Id, y dad el tributo de alabanza
A su nombre glorioso:
Pues su amor solo os inspiró oficioso.
¡Qué cosa más suave y deliciosa
Que este tributo! ¡qué para la tierra
De mas prez y contento
Que de un hombre de bien el nacimiento!
Nace un héroe, y medrosa se estremece
La tierna humanidad sobre una vida,
Que del linaje humano
Destruirá la mitad con cruda mano.
El envidioso nace, y mira al punto
Al astro de la luz con torvo ceño,
Solo porque derrama
Sobre sus padres su benigna llama.
Nace un malvado; y a su vista el vicio
Bate las palmas, y gozoso ríe
Viendo el nuevo aliado
Que en su cólera el cielo le ha otorgado.
Empero hombre de bien Jovino nace;
Y a su cuna corriendo las virtudes
En sus brazos le mecen,
Y en su amable sonrisa se embebecen.
Naturaleza al verse ennoblecida
Se regocija; y mil alegres himnos
Los ángeles cantando,
Sus venideras dichas van contando.
Su vida, dicen, correrá apacible,
Bien cual sereno el sol brilla en un día
De alegre primavera
Por la tranquila purpurante esfera.
Será de niño de sus padres gozo;
Después creciendo de su patria gloria,
Y de premios colmado
De sus émulos mismos ensalzado.
Detendrá la vejez por contemplarle
Su lento paso, y lucirán sus canas
Como la luna hermosa
En medio de la noche silenciosa.
Respetará la muerte su inocencia,
Y en un plácido sueño a las alturas
Subirá de la gloria,
Dejando al mundo eterna su memoria.
Será allí recibido con canciones
De gozo celestial; su acorde lira
A los coros divinos
Por siempre unida seguirá sus trinos.
Ni la calumnia, ni la envidia fea
Lo mancharon viviendo: en su tranquila
Muerte los tristes claman,
Y dulce padre y protector le llaman.
La indulgente amistad moró en su seno,
La piedad en sus manos dadivosas,
Y en su rostro el gracioso
Aire de la virtud y su reposo.
¡Oh mil veces felice quien merece
Loores tales! ¡oh sin par Jovino,
A quien naciendo el cielo
Dio liberal en joya rica al suelo!
Vive; y en dotes y en aplausos crece,
Que de mi musa ocupación gustosa
Será, Jovino, en tanto
Decir tu nombre en regalado canto.
Juan Meléndez Valdés
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