ODA XXXVII
AL VIENTO
Ven, plácido Favonio;
Y agradable recrea
Con soplo regalado
Mi lánguida cabeza.
Ven, oh vital aliento
Del año, de la bella
Aurora nuncio, esposo
Del alma primavera,
Ven ya: y entre las flores
Que tu llegada esperan
Ledo susurra y vaga;
Y enamorado juega.
Empápate en su seno
De aromas y de esencias;
Y adula mis sentidos.
Solícito con ellas.
O de este saúz pomposo
Bate las hojas frescas
Al ímpetu suave
De tu ala lisonjera.
Luego a mi amable lira
Mas bullicioso llega;
Y mil letrillas toca
Meciéndote en sus cuerdas.
No tardes, no, que crece
Del crudo sol la fuerza,
Y el ánimo desmaya
Si tú el favor le niegas.
Limpia, oficioso, limpia
Con cariñosa diestra
Mi ardiente sien; y en torno
Con raudo giro vuela.
Yo regaré tus plumas
Con el alegre néctar
Que da la vid, cantando
Mi alivio y tu clemencia.
Así el Abril te ría
Contino; así las tiernas
Violas cuando pases
Te besen halagüeñas.
Así el rocío corra
Cual lluvia por tu huella;
Y en globos cristalinos
Las rosas te lo ofrezcan.
Y así cuando en mi lira
Soplares, yo sobre ella
A remedar me anime
Tus silbos y tus quejas.
Juan Meléndez Valdés