ODA XXXIV
A BACO
¡Honor, honor a Baco,
El padre de las risas,
De las picantes burlas,
De la amistad sencilla!
¡Honor, honor a Baco,
El Dios de las provincias
Que el Málaga, el Tudela
Y el Valdepeñas crían!
Él la jovial franqueza,
Él la igualdad inspira;
Y en fraternales lazos
Los corazones liga.
Alas al genio ofrece,
Calor a la armonía,
Y a los claros poetas
Templa acorde la lira.
Sobre los pechos tristes
Derrama la alegría;
Y enjuga nuestros lloros
Con mano compasiva.
Con su licor divino
No hay duelo ni fatiga
Que el ánimo desmayen,
Pesar que nos aflija.
En la copa saltando
De Jove la ambrosía
Semeja, y su fragancia
La aroma más subida.
Bebido, sus ardores
Dan al flaco osadía,
Revelan mil verdades,
Acaban con mil iras.
Vuelven largo al avaro.
La esperanza subliman,
Al plebeyo hacen grande,
Y altiveces humillan.
Cuando en triunfo glorioso
Sujetó el Dios la India,
Tirso y copa las armas
Fueron de su conquista.
Al mismo Amor con ellas
Avasalla, y sus viras
Más penetrantes hace,
Sus llamas más activas.
El así de Ariadna,
Exánime en la huida
De su aleve Teseo,
En Naxos triunfó un día.
Llorar viola, y doliose,
Y en sus labios destila
Del licor, que las mesas
Del cielo regocija.
La bella a su don grata
Mirole enternecida,
Luego en sus llamas arde,
Y hoy con los astros brilla.
En hombros de sus faunos
Ved, cual la copa henchida
De Jerezano néctar,
Regocijado mira.
Mal fija la guirnalda,
Ya trémula la vista,
A todos a que brinden
Solícito convida.
Los silenos beodos
Forman su compañía,
Sus bulliciosas danzas
Bacanales y Ninfas.
¡Honor, gritando todos,
Al dios de las vendimias!
¡Honor, honor a Baco,
El padre de las risas!
Juan Meléndez Valdés