LA MADRE ESTÁ SENTADA
La madre está sentada
Junto a la cuna:—
Por la ventana gótica calada
Entran risueños quiebros de luna.
La madre está espantada,
La cuna junto,
Más blanca que la sábana calada
Brilla a la luna su hijo difunto—
¿Sombra... por qué te llevas
Mi Serafín?
—Yo necesito de flores nuevas
En mi jardín. —
Ahí murió la madre arrodillada
Junto a la cuna:
Por la ventana gótica calada
Entraba quieta la mansa luna:—
¡Loco el que al cielo o a los astros fía
Su pena o su alegría!—
Se es en la vida—leño abandonado,
Al capricho del mar alborotado:—
Y flor, húmeda y seca, que los vientos
Arrebatan violentos;—
O respetan y halagan caprichosos;—
¡Juguetes ¡ay! de locos poderosos!—
Corderos ¡ay! nacidos
A manchar su vellón, y a andar perdidos!—
¡Sin más mentor, desde la blanca cuna
Que la razón vendada, y la fortuna!—
¿Música? Si es un hurto: si la muerte
A esa edad infantil no tiene derecho;—
Si el pesar no se ahorra,
Si la sentencia es fiera,
Si volverá aunque corra,
Si volverá a vivir, ¡aunque se muera!—
Verdad que no es perdido
El tiempo ya vivido—
Y como de la tierra lo arrebata
La muerte en su sencilla edad de plata:
Cuando torne ese espíritu en forma nueva,
¡Volverá con la edad que ahora se lleva!—
No hay muerto, por bien muerto
Que en las entrañas de la tierra yazga,
Que en otra forma, o en su forma misma,
Más vivo luego y más audaz no salga.
José Martí