TRIUNFO
Estás labrando en mí la nueva vida,
pequeña y casta como oscura rosa.
Tu mirada de amor en mi se posa
para el anhelo de que estoy transida.
Llegaste a mí, tu mano conducida
por la de Aquel, celeste, que reposa
sobre toda la luz enclarecida.
Tú eres tierno y perfecto; yo, amorosa.
Amorosa, torcaza, deslumbrada,
corola erguida y alta, condenada
a la ancha sombra y el seguro frío
pero tan dulcemente enamorada,
que de rodillas ante Dios, sonrío
porque en tu sueño, triunfo de la nada.
Juana de Ibarbourou