LAS CANCIONES DE NATACHA
I
Se enojó la luna,
se enojó el lucero,
porque esta niñita
riñó con el sueño.
Duérmete, Natacha,
para que la luna
se ponga contenta
y te dé aceitunas.
Duérmete, Natacha,
para que el lucero
te haga una almohadita
de albahaca y romero.
Juana de Ibarbourou