ROMANCE DE LA INÚTIL ESPERA
I
La luna segó tres veces
su alba cosecha de nardos.
Tres veces sobre la mar
bailaron fantasmas blancos.
La novia espera alisando
su largo cabello negro.
A veces, peine de plata;
a veces, peine de hierro.
Le dice al viento: —Ya viene.
La flor de la salvia reza:
—Yo formé almohada morada
para su triste cabeza.
La novia espera bordando,
en oro, banda de seda.
II
Por el camino una nube
espesa, de polvo denso.
Por el camino se acerca,
enlutado, un mensajero.
Pone la rodilla en tierra,
besa la mano de reina.
La novia mira a lo lejos
y grita ansiosa: —¡Ya llega!
Por el camino se acerca,
sangriento y mudo, un espectro.
Hinca la rodilla en tierra,
helado la boca besa
y lágrimas color sangre
caen en las vacías cuencas.
La novia cierra los ojos
y siente un frío de huesa.
III
Caminante apura el paso
y en esa puerta no llames
después que tras de los montes
se haya dormido la tarde.
En ese porche sombrío
todas las noches se aman
un espectro, que en el pecho
tiene sumida una daga,
y la novia que en el día
peinando el negro cabello
aguarda pálida y triste
que regrese el caballero.
La noche se lo trae muerto
a recostarlo en su pecho.
Juana de Ibarbourou