FIEBRE
He visto a la muerte de cerca, de cerca.
Era tal como una mariposa negra.
Con sus grandes alas refrescó mis sienes;
mi cuerpo, que ardía tembló de delicia.
Le tendí los brazos, pero ella, esquiva,
fue a hundirse en la sombra compacta y sañuda.
¡Vamos a buscarla, vamos a buscarla!
Mi sangre, de nuevo, torna a ser de llama.
¡Y yo necesito sentir la frescura
que dan sus dos alas de gamuza negra!
Juana de Ibarbourou