RETORNO
Con la cántara llena de agua,
Y la boca de moras teñida,
Y crujiente de espinas la enagua,
Y en el moño una rosa prendida,
De la fuente retorno, abismada
En el dulce evocar de la cita.
Y se hermana la tarde dorada
Con la luz que en mis ojos palpita.
Una extraña fragancia me enerva,
Y en verdad yo no sé si es que sube
Del jugoso frescor de la hierba,
O se eleva de mi alma a la nube.
Y, despierta sonámbula, sigo
Balanceando mi cántara llena,
Entre el oro alocado del trigo
Y el temblor de los tallos de avena.
Juana de Ibarbourou