LA PASTORA
Ahora soy zagala que apacenta un rebaño
De estrellas. ¡Dios lo libre de todo mal y daño!
Y si rondan los lobos, y si amaga la peste,
¡Dios haga invulnerable mi rebaño celeste!
Amor que de los cielos dio fuga a las centellas
Para que yo formara mi rebaño de estrellas,
Las piedras de la senda con sus manos alisa
Y pone entre mis labios la flauta de la risa.
—¿.Adónde vas, pastora de mirada encantada?
—Voy a prados de rosas a pacer ni¡ majada.
Y trina, trina, trina la flauta de cristal
Y se apiada la gula del lobo y el chacal.
—Mañana... —Mas, ¿quién piensa de veras en
mañana?
—Tu rebaño de estrellas pastora sobrehumana...
—¡Oh. cállate, profeta! No adelantes el mal.
(Y da una nota falsa la flauta de cristal).
Juana de Ibarbourou