ODA 1
¡Cuba! ¡Cuba! ¿y tú callas?... ¡Ay! ¿Esperas
A que el torrente atroz de tu conquista
Ruede sangriento sobre ti? ¿No sabes
Que siempre aumenta tu raudal funesto
Un diluvio de lágrimas?... ¿O quieres
Con tu abandono y ceguedad horrible
Que en vano el mar te ciña al occidente
Y a oriente y norte y sur? ¿Sola entre tantos
En vez de alzar a libertad altares
Mudarás de señor? ¿Serán tus hijos
Los ilotas de América? ¡Funesto
Como inminente porvenir! ¡Oh patria!
Por do quiera las brisas del Océano
Te dicen ¡Libertad! Si tus oídos
Cierras más al clamor, vendrán las armas
Y te despertarán. Los pueblos fuertes,
Que han sacudido el ominoso yugo,
No necios sufrirán que los tiranos
Más acá del Atlántico conserven
Su guarida final. Si tú, insensata,
Amas la esclavitud, serás esclava:
Mas de ellos no serás. Lanzas y naves,
Y corazones fieros y valientes
Se aprestan contra ti. Contra su furia
¿Quién tu escudo será? Tal vez los flacos,
Que huyendo de los libres, se acogieron
A tu recinto, do tendido en torno
Los amparase el mar. ¡Álzate, oh Cuba!
Y con tu independencia, generosa
Abre la senda a tu poder y gloria:
O pide al mar que férvido amontone
Las olas sobre ti, y así te guarde
De las calamidades vergonzosas,
Y de la esclavitud y eterna infamia
Que te prepara tu impotencia indigna.
José María Heredia
1 Cuando Colombia tenía decretado dar libertad a Cuba y Puerto Rico conforme se concluyera la campaña del Perú, habiéndose sabido en Nueva York la decisiva acción de Bolívar en Ayacucho, dijo un cubano (J. M. Heredia) improvisada la oda anterior. (Indicador Federal, T 1°. N°. 44. P. 4ª. Méjico 29 de Abril de 1825, V. de la Independencia, IV. de la Libertad. III de la República).