CRIATURAS DE LA SOMBRA
No podré nunca desencarcelaros,
maravillosos que abrasáis mi boca.
Dedos de luz, hundidos en la roca,
de vuestro rico mineral avaros.
Libertaros: nombraros. Libertaros:
mataros... Vuestro fuego desemboca
en mi garganta, mata cuanto toca,
muere —morís— bajo los cielos claros.
Maravillosos de la sombra. Sones
otorgadores de secretos dones,
a silencios perpetuos os sentencio,
a vivir, prisioneros, siempre a oscuras.
(Silencio.) Impronunciables criaturas
que no (silencio)... naceréis. (Silencio).
José Hierro