Cuando la duna es siempre toca el mar
el cielo y la arenilla al mismo tiempo;
y recogido, eterno, cuerpo solo,
me despierto en la piel de un largo sueño.
Ven a la feria de los embaucadores
donde los gitanos venden en sus pailas
la amarillez del cobre
y la primera masturbación desnuda
a las falsificadas bailarinas de Oriente,
ven a escuchar las carcajadas de los payasos
que al durísimo vello del pubis impresionan.
Sal de tu antigua caja de música
y saborea la prominente avellana del riñón
hasta que rompas la oscura lápida que hay sobre ti
tapando frescas olas de pasión y siempreviva.
Jorge Gaitán Durán