PRESENTIMIENTO
No he sabido qué vago sentimiento,
Algún sueño tal vez,
Me ha contado que voy a morir antes
Que feliz pueda ser.
En lágrimas no ahogues tus placeres
Si aquello fuere así;
No quiero que tu dicha y tu hermosura
Se agosten de sufrir.
Sólo pido que allá sobre mi tumba
Tú siembres un rosal,
Rosal que con el jugo de mi sangre
Yo quiero alimentar.
Que si acaso en el tiempo de Diciembre
A una fiesta has de ir,
Un botón del rosal sobre tu pecho
Se mire relucir.
Y si algún importuno te dijere
—¡Qué bella es esa flor!—
Contéstale que es triste y que es hermosa
Cual recuerdo de amor.
Y después de la fiesta terminada,
Cuando en silencio ya
Te vayas a entregar a los ensueños
De venturosa paz,
Mira, antes de arrojar la flor marchita
Que tu pecho adornó,
Dále un beso y con esto harás la dicha
Del que una vez te amó.
Joaquín González Camargo
El Renacimiento, número 9