EL DESCAMINADO
¡Si pudiese dormir! Aun me extravío
Por ese insomnio que se me rebela.
No sé lo que detrás de la cancela
Me ocurre en mi interior aun más sombrío.
Dentro, confuso y torpe, me desvío
De lo que el alma sobre todo anhela:
Mantener encendida esa candela
Propia sin cuya luz yo no soy mío.
¡«Descaminado enfermo»! Peregrina
Tras mi norma hacia un orden, tras mi polo
De virtud va esta voz. El mal me parte.
Quiero la luz hurnilde que ilumina
Cuerpo y alma en un ser, en uno solo.
Mi equilibrio ordinario es mi gran arte.
Jorge Guillén